Antes de la cirugía, algunos médicos suelen recetar antibióticos, ya sea para tratar una infección existente o bien para hacer al paciente propenso a ella en caso de que este sufra de alguna afección cardíaca, hepática o sistema inmune débil, no obstante esta práctica varía según cada caso.
Si antes de la cirugía tienes tos, congestión nasal o un resfriado, es importante que lo comuniques a tu médico quien posiblemente preferirá posponer la cirugía. Asimismo, debes prestar atención a cualquier sensación de mareos, náuseas e incluso vómitos, lo cual podría alertar al dentista o cirujano bucal sobre la necesidad de cambiar la anestesia y reprogramar la extracción.
Por otro lado, expertos aconsejan evitar fumar antes la cirugía, puesto que ello puede aumentar el riesgo de padecer de una infección y de que el período de recuperación sea más doloroso y complicado. Adicionalmente, puede aparecer una alveolitis seca que, según la Alpha Salud provoca en el paciente un dolor intenso después de una extracción dental, que no cede con los medicamentos.
Recuerda también, informar a tu médico de todos los medicamentos que estés tomando y comparte con él detalles sobre tu historia clínica. Ello evitará que una decisión de extraer un diente pueda convertirse en un problema mayor que repercuta en otras partes del cuerpo.